MEDITACIÓN MATINAL: 24 DE DICIEMBRE, VÍSPERA DE NAVIDAD

Meditación matutina: Jesús viene a echar fuego sobre la tierra

     He venido a echar fuego en la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda? - (Lucas xii., 49).
     Antes de la venida del Mesías, ¿quién amaba a Dios sobre la tierra? Era conocido, ciertamente, en un rincón del mundo; esto es, en Judea; e incluso allí ¡cuán pocos le amaron cuando vino! Aún hoy son pocos los que piensan en preparar sus corazones para que Jesús nazca en ellos. ¿Qué dices tú? ¿Quieres figurar entre los ingratos?

Meditación I:
     Los judíos solemnizaron un día llamado por ellos Die ignis - el día del fuegoen recuerdo del fuego con que Nehemías consumió el sacrificio a su regreso del cautiverio de Babilonia. De la misma manera, y con mayor razón, el día de Navidad debería llamarse el Día del Fuego en la que un Dios viene como un Niño pequeño a arrojar el fuego del amor en el corazón de los hombres.
He venido a arrojar fuego sobre la tierraAsí habló Jesucristo. Antes de la venida del Mesías, ¿quién amaba a Dios sobre la tierra? Unos adoraban al sol, otros a los brutos, otros a las mismas piedras, y otros a criaturas aún más viles. Pocos años después del nacimiento del Redentor, Dios era más amado por los hombres de lo que había sido antes desde la creación del hombre. Ah, verdaderamente todo hombre, al ver a un Dios vestido de carne, y eligiendo llevar una vida tan dura, y sufrir una muerte tan ignominiosa, debería encenderse de amor hacia un Dios tan amoroso. Oh, que rasgaras los cielos y descendieras; los montes se derritieran ante tu presencia. . . las aguas ardieran en fuego.. - (Is. lxiv., 1). ¡Oh, ciertamente Tú encenderías tal horno en el corazón humano que hasta las almas más heladas prenderían la llama de Tu bendito amor! Y, en efecto, después de la Encarnación del Hijo de Dios, ¡cuán brillantemente ha ardido el fuego del amor divino en las almas amantes! ¡Cuántos jóvenes, cuántos nobles y cuántos monarcas han dejado riquezas, honores y hasta reinos, para buscar el desierto de la clausura, para entregarse allí, en pobreza y oscuro recogimiento, más sin reservas al amor de su Salvador! ¡Cuántos mártires han marchado alegres, gozosos, camino de los tormentos y de la muerte! ¡Cuántas tiernas jóvenes vírgenes han rechazado la mano de los grandes del mundo para ir a morir por Jesucristo y corresponder así en alguna medida al afecto de un Dios que se rebajó a tomar carne humana y a morir por amor a ellos!
     Oh Jesús. No has escatimado nada para inducir a los hombres a amarte. Oh Verbo Encarnado, Te hiciste Hombre para encender el amor divino en nuestros corazones. Te amo, Verbo encarnado. Te amo, soberano Bien. No permitas que me separe de Ti. No permitas que me separe de Ti.

     Encontrará meditaciones y lecturas para otros días del año en el Meditaciones diarias de este sitio web.

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