Meditación matutina: Consideraciones sobre el Estado religioso - X
Considera el amor que debemos a Jesucristo a cambio del amor que Él nos ha mostrado.
Para comprender el amor que el Hijo de Dios nos ha profesado basta considerar lo que San Pablo dice de Jesucristo: Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo... se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Oh Jesús mío, demasiado me has obligado a amarte.
Meditación I:
Se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo. Se despojó de sí mismo. Oh Dios! qué asombro para los ángeles, a través de toda la eternidad, ver a un Dios hacerse Hombre por amor al hombre, y someterse a todas las debilidades y sufrimientos del hombre. ¡Y el Verbo se hizo carne! ¡Qué maravilla no sería ver a un rey convertirse en gusano por causa de los gusanos! Pero es una maravilla infinitamente mayor ver a un Dios hecho Hombre, y luego humillado hasta una muerte tan dolorosa e ignominiosa en la Cruz en la que terminó Su vida más sagrada.
Moisés y Elías, en el monte Thabor, hablando de Su muerte, como se relata en el Evangelio, la llamaron un "exceso": Hablaron de su muerte (la palabra latina es "excessus", que también significa "exceso") que debía cumplir en Jerusalén. - (Lucas ix., 31). Sí, dice san Buenaventura, con razón se llamó "exceso" a la muerte de Jesucristo, porque fue un exceso de sufrimiento y de amor... Excessus doloris, excessus amoris. Tanto que sería imposible creerlo, si no hubiera sucedido ya. Fue verdaderamente un exceso de amor, añade San Agustín, pues con este fin quiso el Hijo de Dios venir a la tierra, vivir una vida tan laboriosa y morir una muerte tan amarga, a saber, para dar a conocer al hombre cuánto le amaba. "Por eso vino Cristo, para que el hombre conozca cuánto lo amó Dios".
El Señor reveló a su siervo Armella Nicolas que el amor que sentía por el hombre era la causa de todos sus sufrimientos y de su muerte. Si Jesucristo no hubiera sido Dios, sino sólo hombre y Amigo nuestro, ¿qué mayor amor podría habernos mostrado que morir por nosotros? Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.. - (Jo. xv., 13). Al pensar en el amor que nos mostró Jesucristo, ¡qué poco estimaron los santos dar su vida y todo por un Dios tan amante! ¡Cuántos jóvenes, cuántos nobles, han dejado su casa, su patria, sus riquezas, sus padres y todas las cosas para retirarse a los claustros, para vivir sólo por amor de Jesucristo! Cuántas jóvenes vírgenes, renunciando a las nupcias con los príncipes y los grandes del mundo, han ido alegremente a la muerte, para retribuir así en algo el amor de un Dios que había sido ejecutado en una horca infame y había muerto por ellas.
En verdad, Jesús mío, Señor mío y Redentor mío, demasiado me has obligado a amarte; demasiado te ha costado mi amor. Sería demasiado ingrato si me contentara con amar con reservas a un Dios que me ha dado su sangre, su vida y todo su ser. Oh, Tú que has muerto por mí, tu pobre siervo, es justo que yo muera por Ti, mi Dios y mi Todo. Sí, Jesús mío. Me desprendo de todo para entregarme a Ti. Aparto de mí el amor de todas las criaturas para consagrarme enteramente a Tu amor.
Encontrará meditaciones y lecturas para otros días del año en el Meditaciones diarias de este sitio web.