SIETE PENAS Y SIETE ALEGRÍAS DE SAN JOSÉ JOSÉ

Las siguientes oraciones están tomadas de Libro de oraciones de San AlfonsoOmer, C.Ss.R., Benziger Brothers, 1888.

I. Esposo purísimo de María santísima, glorioso San José, grande fue la aflicción y la angustia de tu corazón cuando, en dolorosa perplejidad, pensabas repudiar a tu intachable esposa; pero indecible fue tu alegría cuando el ángel te reveló el alto misterio de la Encarnación.
     Por este tu dolor y tu alegría, te rogamos, consuela nuestras almas ahora y en su agonía con el dulce consuelo de una vida bien empleada, y una muerte semejante a la tuya, en el abrazo de Jesús y de María.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

II. Patriarca tres veces feliz, glorioso San José, elegido para ser el padre adoptivo del Verbo hecho hombre, agudo fue el dolor que sentiste al ver nacer al niño Jesús en la más abyecta pobreza; pero tu dolor se trocó súbitamente en gozo celestial cuando irrumpió sobre ti la armonía de los coros angélicos y contemplaste la gloria de aquella noche refulgente.
     Por este tu dolor y tu alegría, te rogamos, obtén para nosotros que, cuando el viaje de nuestra vida haya terminado, también podamos pasar a esa tierra bendita donde escucharemos los cantos de los ángeles, y disfrutaremos del brillo de la gloria celestial.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

III. Cuando, en la circuncisión, se derramó la sangre preciosa del Salvador niño, tu corazón fue traspasado de parte a parte; pero con el nombre de Jesús volvieron a ti la vida nueva y la alegría celestial.
     Por este tu dolor y tu gozo, consíguenos que, liberados en vida del vil yugo del pecado, muramos también nosotros con alegría, con el dulce nombre de Jesús en el corazón y en los labios.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

IV. Fiel santo, que fuiste admitido a tomar parte en la redención del hombre, glorioso San José, la profecía de Simeón sobre los infortunios venideros de Jesús y de María llenó tu alma de agonía como la muerte: pero tu alma se llenó de bienaventuranza cuando predijo la salvación y la gloriosa resurrección a innumerables almas.
     Por este tu dolor y tu alegría, ayúdanos con tus oraciones a ser de aquellos que, por los méritos de Jesús y de su Virgen Madre, serán partícipes de la gloriosa resurrección.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

V. Guardián vigilante, amigo íntimo del Hijo de Dios encarnado, glorioso San José, ¡cómo te esforzaste en criar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en la huida a Egipto; pero mucho mayor fue tu gozo al tener contigo al mismo Dios, y al ver caer a tierra los ídolos de Egipto!
     Consigue con este tu dolor y tu alegría que nos mantengamos alejados del tirano infernal, renunciando a toda ocasión peligrosa, que todos los ídolos terrenales sean expulsados de nuestros corazones y que, empleados en el servicio de Jesús y María, vivamos siempre sólo para ellos y con ellos muramos tranquilamente.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

VI. Ángel de la tierra, glorioso San José, mientras te maravillabas de ver al Rey del cielo obediente a tus deseos, el miedo al tirano se mezclaba con tu alegría cuando lo traías de Egipto: pero, tranquilizado por el ángel, morabas en Nazaret con corazón alegre, en la dulce compañía de Jesús y de María.
     Por este tu dolor y tu alegría, obtén para nosotros que, con el corazón libre de todo temor hiriente, también nosotros podamos saborear la quietud de una conciencia tranquila, morando seguros con Jesús y con María, y un día morir entre sus brazos amorosos.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

VII. Modelo de toda santidad, glorioso San José, sin culpa tuya, perdiste al santo Niño Jesús, y durante tres días, con gran dolor tuyo, lo buscaste, hasta que, con alegría indecible, encontraste tu Vida en medio de los doctores en el templo.
     Por esto tu dolor y tu alegría, te rogamos de todo corazón, se interpongan entre nosotros y el peligro, para que nunca perdamos a Jesús por el pecado mortal; pero si, para nuestra vergüenza y desgracia, lo perdemos, que lo busquemos con tan incesante dolor que lo encontremos propicio para nosotros, especialmente en la hora de nuestra muerte, y así vayamos a gozar de Él en el cielo, y allí contigo cantemos eternamente su divina misericordia.  "Padre Nuestro", "Ave María", "Gloria"... etc.

Hormiga.  Jesús tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José.
V.  Ruega por nosotros, bendito José.
R.  Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos.

     Oh Dios, que en tu inefable Providencia te dignaste elegir al bienaventurado José como esposo de tu santísima Madre: concédenos, te suplicamos, que nos hagamos dignos de recibirlo por intercesor nuestro en el cielo, a quien en la tierra veneramos como a nuestro santo protector. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Indulgencias: 100 días cada vez.  300 días los miércoles.  300 días cada día de las dos Novenas anteriores a su Fiesta y a su Patronazgo.  Sesión plenaria con las condiciones habituales, en esas dos Fiestas.  Sesión plenaria una vez al mes para el recital diario.  Sesión plenaria por cada domingo, cuando se recitan siete domingos seguidos. Aplicable a los difuntos. (9 de diciembre de 1819 - 1 de febrero de 1847.)